Política para el Fomento del Espíritu Empresarial y la Creación de Empresas(Tomado del sitio del Ministerio de Desarrollo:  mindesa.gov.co)

Hoy más que nunca, Colombia está abocada a insertarse en la economía mundial como una sociedad justa, democrática y competitiva, que le brinde oportunidades de progreso y desarrollo a sus habitantes. Durante la llamada década perdida, Colombia fue ejemplo de estabilidad económica y social y país excepción en Latinoamérica por el éxito de las políticas  que a nivel macroeconómico  aplicaron sus gobernantes.  La realidad es que luego de una profunda crisis económica y en pleno esfuerzo colectivo por la paz, iniciamos el nuevo siglo con signos alentadores sobre la viabilidad de nuestra sociedad, siendo palpables los deseos de cambio y de participación de diversos estamentos para conseguir un país mejor.

La búsqueda de ese país mejor requerirá, de acuerdo con los postulados del Plan Nacional de Desarrollo, “Cambio para  Construir la Paz” de “un compromiso social de trabajar en la construcción de un entorno propicio para la paz. Se trata de un acuerdo y un compromiso entre el gobierno y la sociedad civil para identificar y ejecutar las acciones básicas que llevarán al país por el camino de una sociedad con más y mejores oportunidades para el desarrollo y para la realización del potencial de cada persona, grupo social y región, dentro de un marco de participación y justicia social. Se trata, en pocas palabras, de trabajar conjunta y coordinadamente entre todas las fuerzas sociales para identificar y remover los obstáculos que impiden que el país avance por una senda de prosperidad, equidad y paz”.

Es en este contexto que se enmarca la formulación de una política para el fomento del espíritu empresarial y la creación de empresas. Por primera vez este tema se convierte en Política de Estado, con la aprobación de La nueva Ley de la micro, pequeña y mediana empresa, porque responde a uno de los anhelos más arraigados en las personas cual es el de ser dueños de una  empresa propia;  en el orden social las nuevas empresas, sobretodo las micro, pequeñas y medianas, son un eficaz mecanismo para generar empleo y redistribuir riqueza y a nivel económico las nuevas empresas generan valor,  dinamizan la economía y son fuente para la innovación y el desarrollo tecnológico, contribuyendo de esta manera a fortalecer el tejido empresarial del país.

El fomento de la eficacia y eficiencia de los mecanismos de mercado y de la competitividad; el impulso a las micro, pequeñas y medianas empresas; el establecimiento de acciones a favor de la protección de la  propiedad intelectual; el apoyo a la innovación y desarrollo tecnológico; la formación profesional y el talento humano; la promoción de políticas de financiamiento y facilidades de acceso al crédito; el fomento a las compras estatales, la reducción de los costos de transacción y la promoción de políticas sectoriales que hacen parte de la Política Industrial del actual Gobierno conforman un escenario adecuado para que el esfuerzo de promoción de nuevas empresas en Colombia tenga un gran impacto.

En un entorno globalizado como el actual, se privilegiará la creación de empresas innovadoras, rentables y competitivas que se establezcan con un enfoque internacional y con vocación exportadora, ya sea porque lo hacen directamente o porque participan activamente en las cadenas productivas de empresas que llevan sus productos y servicios al mercado internacional.

Aunque el estímulo a la creación de empresas innovadoras será la prioridad, el Gobierno Nacional también considera en su esfuerzo, el apoyo a la creación  de empresas que respondan a la necesidad de muchas personas de generar su   ingreso y por consiguiente su propio empleo a través de unidades económicas de relativa menor capacidad de acumulación, y que se inserten decididamente en los nichos del mercado doméstico defendiendo sus posiciones competitivamente frente a productos y empresas foráneas.

La disminución de las tasas de interés en el mercado financiero, la corrección del rezago cambiario, la disminución de los índices de inflación y las señales de reactivación en diversos sectores económicos entre otros, son indicadores inequívocos de los efectos positivos de las medidas macroeconómicas puestas  en marcha durante la presente administración y configuran, como nunca antes, un marco propicio para una Política Nacional para el Fomento del Espíritu Empresarial y la Creación de Empresas. 

La política publica para la creación de empresas responde a los preceptos del desarrollo humano y sostenible dentro de los lineamientos de un modelo de economía social y ecológica de mercado.

I.          JUSTIFICACIÓN

1.1.    El crecimiento del desempleo

1.2.    La decadencia de la economía rentista

1.3.    La creación de empresas como expresión de la democratización de la inversión    

1.4.      La generación de riqueza y de nuevas oportunidades

1.5.   La renovación de nuestra clase empresarial

1.6.    Los esfuerzos realizados

1.7.    El espíritu empresarial de los Colombianos

1.8.    Las empresas para la paz

II.         PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA POLITICA

2.1 .   La integridad

2.2 .   La flexibilidad

2.3 .   La universalidad

2.4 .   La solidaridad

2.5 .   La masificación

2.6 .   La concentración

2.7 .   La innovación

III.              PRINCIPALES COMPONENTES DE UNA POLITICA DE FOMENTO AL ESPIRITU EMPRESARIAL Y A LA CREACION DE EMPRESAS

3.1.    El entorno favorable a la creación de nuevas empresas en Colombia

3.2.     La promoción del espíritu empresarial

3.3.           La reducción de la incertidumbre del mercado y los apoyos a la   comercialización

3.4.           Apoyo integral en el proceso de creación de nuevas empresas

3.5.           El financiamiento

3.6.           La creación de empresas innovadoras y con vocación exportadora

3.7.           El desarrollo institucional  

I.    JUSTIFICACIÓN

Colombia requiere de manera  urgente de una política de apoyo al espíritu empresarial y a la creación de empresas, para ampliar la base de propietarios como eje de la democracia económica,  recuperar sus niveles de crecimiento económico, incrementar la inversión privada, generar empleo y ofrecer prosperidad  a sus habitantes. La clave del éxito de todos los países de alto crecimiento económico y bajo desempleo es la fortaleza del tejido empresarial producto del fomento al espíritu empresarial, entendiéndose por éste la disposición y capacidad de las personas y las empresas para crear nuevos negocios o expandir los existentes.

La disposición y el espíritu para hacer empresa  de los colombianos están demostrados. No de otra manera se explica que todos los días surjan en forma espontánea nuevas empresas a pesar de las condiciones adversas del entorno.  La capacidad del colombiano para trabajar es reconocida y lo prueba el progreso que se logra en sectores donde el clima y la naturaleza son difíciles, y la forma como sale adelante en cualquier parte del mundo.

A pesar de lo anterior, también es cierto que se peca por falta de planeación, por la escasa visión de largo plazo y por aplicar modelos  donde predominan actitudes como el facilismo, el empirismo, la incredulidad, el concepto errado sobre el aprendizaje, entre otros, que son algunos de los factores que mejor justifican la necesidad de promover el espíritu empresarial y con él la enseñanza de los valores, hábitos y habilidades del empresario.

Igualmente, a pesar de las contradicciones de una sociedad  convulsionada, en Colombia aún resta mucho por hacer y las oportunidades para generar nuevas empresas aparecen tanto en  las actividades tradicionales como en los sectores de mayor dinamismo en la era de la nueva economía como la biotecnología,  la informática, telecomunicaciones, microelectrónica y el medio ambiente( mercados verdes), para solo mencionar algunos ejemplos.  

Las anteriores y las siguientes, son justificaciones de la Política para el Fomento  del Espíritu Empresarial y la Creación de Empresas puesta en marcha por  el Gobierno Nacional.

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1.1.      El crecimiento del  desempleo

Desde mediados de los ochenta la tasa de desempleo disminuyó hasta 1994, logrando en este año su nivel más bajo ubicándose en un 7.6%. A partir del segundo semestre de  1995  se inicia el deterioro acelerado del mercado del trabajo, pasando del 9% en junio de 1995 a 19.7% en igual mes de 1999.     

El desempleo ha afectado en mayor medida a las mujeres y a los jóvenes. Para las primeras, su menor tasa de desempleo fue 10.9% en 1995, cuando la de los hombres se ubicaba en 6%, a partir de allí el desempleo femenino se incrementa hasta el 23.2% y el de los hombres hasta el 16,4%. Por edades, el desempleo de los jóvenes entre los 15 y 19 años de edad pasa del 23% en 1995 al 44.3% en 1999; para el grupo de jóvenes entre los 20 a los 29 años, pasó del 14% al 25.7% en idéntico período; en general el desempleo en Colombia ha llegado a niveles muy altos, según las últimas cifras del Dane en el mes de junio alcanzó al 20.4%.

Analizando las posibilidades de generación de empleo por los agentes que tradicionalmente han sido determinantes en la contratación, tales como el estado y las empresas grandes y medianas, observamos que, en cuanto al  primero la tendencia es a reducir su tamaño, a asignar menos recursos al funcionamiento, dado su abultado déficit fiscal, y a una mayor austeridad. Las empresas privadas por otra parte, se han visto severamente afectadas por la crisis y han entrado en procesos rigurosos de ajuste de sus plantas de personal para ganar competitividad en una economía abierta, por lo que la tendencia a volver a “enganchar” al personal despedido y generar empleo será moderada y en la primera fase de la reactivación los esfuerzos se orientan a profundizar el uso de la capacidad instalada..

Ahora, si bien es cierto que la industria viene de un período caracterizado por la baja utilización de capacidad instalada y que la evolución en el patrón de las ventajas comparativas trae consigo un cambio en la composición orgánica de capital por lo cual las reacciones en los niveles de contratación serán tardías, el gobierno no puede sentarse a esperar la adecuación estructural del mercado laboral, sino que le corresponde diseñar programas de estimulo a la ocupación que se pondrán en marcha a lo largo de este semestre y dentro de los cuales el Ministerio de Desarrollo Económico hace su aporte a través de la reglamentación de la Ley de fomento a las Mipymes, probablemente el diseño legal de mayor contenido democrático en el terreno de la economía que haya conocido el país durante los últimos tiempos, marco propicio para generar la política nacional para el fomento del espíritu empresarial y la creación de empresas.

 Colombia necesita más empleadores y empresarios, sobretodo en el universo de micro y pequeña empresa porque en ellas las inversiones de capital  por empleo generado son sustancialmente menores a las  de las empresas de mayor tamaño y fácilmente pueden encontrar importantes nichos de mercado para sus productos y servicios.

Es necesario revertir la tendencia creciente de los colombianos a buscar nuevos horizontes en el exterior, aprovechando los signos positivos que se manifiestan en la economía e incentivando y promoviendo nuevos espacios de desarrollo personal mediante el estimulo a la creación de empresas, teniendo especial consideración por los grupos de técnicos y jóvenes profesionales que hoy existen.

De otra parte, la creación de empresas también debe considerar las nuevas tendencias que se dan en la economía mundial comoquiera que estamos pasando de una sociedad de empleados a empresarios (Naisbitts, Megatendencias 2000) donde las formas de vinculación laboral están cambiando y al final muchas personas trabajarán en modalidades muy diferentes al esquema del empleado de hoy: empleo parcial, temporal, casual, intermitente, pago por productividad y teletrabajo, entre muchas otras.

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1.2.      La decadencia de la economía rentista

A partir de la década de los setenta la economía colombiana empezó a sufrir transformaciones importantes, algunas de ellas con consecuencias  negativas para su futuro desarrollo. El auge del sector financiero y las altas tasas de interés incentivaron las inversiones especulativas y la aversión al riesgo en proyectos productivos con los costosos desenlaces de las crisis financieras de principios de los ochenta y de finales de los noventa.

La especulación con la propiedad raíz y con la tierra enriqueció a muchos, pues no había mejor negocio que comprar un lote, ponerlo a “engordar” unos años, posteriormente solicitar un crédito en una institución financiera, construir y vender al triple de lo invertido.  

Igualmente las empresas perdieron su foco, distrajeron su capital en inversiones ajenas a su verdadera misión, descuidaron su productividad y compensaron su falta de rentabilidad operacional con el rendimiento de sus otras inversiones y con la valorización especulativa de sus activos fijos.

La influencia del narcotráfico en la economía, privilegió el dinero fácil, generó nuevos empleos en actividades poco productivas y puso el puntillazo final a la “burbuja” que se reventó en los últimos años de los noventa.  

En su reciente libro “Construcción de una nueva sociedad” el  economista Luis Jorge Garay se refiere de esta manera a la economía rentista: “Con el sistema rentístico que tradicionalmente ha existido en Colombia, el entorno económico y político para hacer negocios no es el más propicio para el desarrollo de una cultura empresarial capitalista”.

“El rentismo económico funcionó en Colombia cuando no había competencia y se dependía, en buena medida, de bonanzas externas.  Pero cuando se abre la economía, si los empresarios no adquieren una verdadera cultura empresarial capaz de afrontar la nueva competencia capitalista –en la cual está inmersa Colombia- se empobrecen”.

“Por eso, tienen que luchar contra el rentismo. Con el rentismo lo que hacen los grupos es aprovechar su injerencia en el Estado para la aplicación  de políticas públicas que favorezcan sus intereses. En Colombia durante el período de sustitución de importaciones, toda la política de subsidios y créditos estuvo altamente concentrada en empresas de sectores tradicionales”.

“Eso no es malo en sí, pero ese esfuerzo público de la sociedad por garantizarles mejores condiciones, no exigió una  contraprestación de parte de las empresas privilegiadas. No mejoraron sus condiciones de competencia, no capacitaron la mano de obra, ni innovaron. Entonces, se creó una estructura anquilosada, donde los sectores que no participaban de esas prebendas se vieron en desventaja”.

La crisis de la economía rentista y el acierto de los correctivos macroeconómicos, que se manifiestan en la caída  de las tasas de interés pasivas a niveles cercanos al 10% desestimularán la inversión en propiedad raíz con fines de renta. También la política de reducir las tasas de interés busca no solo el abaratamiento del crédito, sino la movilización del ahorro hacia la inversión productiva.

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1.3.      La creación de empresas como expresión de la democratización de la inversión

Los intensos procesos de cambio en el mundo han generado transformaciones sustanciales en los paradigmas tradicionales de desarrollo. El reconocimiento de la existencia de mercados imperfectos y de la debilidad de las “instituciones” para inducir por medio de su participación directa el desarrollo de ventajas comparativas dinámicas, junto a una impresionante fase de globalización de los mercados reales y financieros y progresiva internacionalización de las empresas, generó un replanteamiento de las políticas de desarrollo económico que difícilmente encuentre paralelo alguno en nuestra historia.

Las nuevas condiciones en Colombia, en particular en el contexto de la estabilización y de la apertura de su economía, son aceptadas como necesarias, pero no suficientes para el sustento del desarrollo de largo plazo, que requiere de respuestas de crecimiento y de nuevas especializaciones en nuestra economía. La política de creación de empresas se diseñó pensando en la competitividad de un país en proceso de transformación y con la necesidad de restablecer el funcionamiento de su sistema económico, en este orden de ideas, ésta política apuntala no solo a la generación del tejido competitivo, sino que se ejecuta con la co-responsabilidad de estabilizar definitivamente la economía nacional.

Con esta medida, el Ministerio de Desarrollo Económico, comprometido con la elaboración de estrategias que permitan asignar los recursos con mayor eficacia y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen las economía de mercado y los cambios en el entorno económico, busca estimular al sector privado fomentando esencialmente la inversión privada en actividades empresariales, mediante la minimización de obstáculos institucionales que dificulten la creación de empresas y su posterior incursión en los mercados.

Los procesos de conformación de bloques y formas de integración regional, junto a los acuerdos internacionales sobre libertad de movimientos de mercancías y servicios, traen consigo la intensificación de la competencia a nivel de países, sectores y empresas. Junto a esto, el desarrollo de nuevas tecnologías y los nuevos patrones de comercio internacional otorgan una creciente importancia a la calificación de los recursos humanos, la base científico-tecnológica, y al entorno institucional como sustento del desarrollo de nuevas capacidades competitivas.

Por otra parte, en lo que se refiere al entorno institucional en el que se enmarca cualquier proyecto de inversión, fue necesario observar que, aunque es un hecho que estos se desarrollan en torno a una idea concebida como consecuencia de la detección de una oportunidad de negocio y a factores circunstanciales de cada agente, existen otros elementos de carácter transversal esenciales para determinar la creación y ejecución de proyectos de inversión exitosos

Pese a que la discusión teórica y empírica sobre los determinantes de la inversión data desde principios de siglo, recientemente, en la década pasada se revivió el interés y el empeño por explicar el comportamiento agregado y microeconómico de esta, planteando la pregunta fundamental ¿de qué forma las personas intercambian presente por futuro?

En el campo macroeconómico, la inversión ha sido considerada tradicionalmente como el determinante fundamental del crecimiento económico, según Keynes y otros en la misma tradición, las grandes fluctuaciones de la inversión son una fuerza fundamental detrás de los ciclos recesivos en la economía.

Los modelos de crecimiento clásicos otorgan un papel clave a la acumulación de capital productivo para el desarrollo, por medio de un aumento en la capacidad productiva instalada, y además constituyéndose en el vehículo a través del que se incorporan las principales innovaciones tecnológicas. Por muchos años, los modelos teóricos de crecimiento económico han enfatizado , en particular, el primero de estos efectos, de modo que tras el incremento continuado de la productividad y la renta per capita de la mayoría de los países a lo largo del siglo XX (y en especial en su segunda mitad) se encontraba el incremento continuado del coeficiente capital-trabajo (Solow, 1957).

Más recientemente, la literatura del crecimiento endógeno se ha centrado en otros aspectos como el capital humano, las innovaciones o la inversión en I+D, aunque sin cuestionar la importancia del incremento del capital físico. A pesar de la sencillez y atractivo de esta proposición, la inversión debe cualificarse de alguna forma, resaltando que, pese al hecho que gran parte del crecimiento del PIB puede ser explicado en buena medida por una elevada tasa de inversión, esta debe estar acompañada por importantes adelantos en tecnología (Aghion y Howitt,1998) y una notable acumulación de capital humano (Romer, 1986 y Lucas, 1988).

La influencia de la acumulación de capital productivo sobre el comportamiento de la productividad y la renta per cápita va más allá del incremento en la capacidad productiva instalada. Detrás de la correlación estadística entre ambas variables se encuentra también el hecho de que la inversión favorece la rápida incorporación de las innovaciones en muy diversos frentes, así como facilita el desarrollo de nuevas variedades de productos aumentando la extensión de los mercados y la cualificación del capital humano incorporado en la producción. La experiencia demuestra que para que las tecnologías avanzadas funcionen, se necesitan personas emprendedoras que recojan esas ideas y las empleen.

Un elemento fundamental en el proceso de formación de capital humano, físico y tecnológico, son las políticas estatales. Es importante considerar el papel que tienen las instituciones en el desarrollo económico resaltando que la eficacia y la eficiencia de estas son primordiales para el funcionamiento de los mercados en presencia de imperfecciones (North, 1990). En este proceso el impacto de la inversión se ve potenciado bajo un entorno institucional activo, explícito y transparente así como su necesaria inscripción en una concepción estratégica de largo plazo.

Por otra parte, los modelos de crecimiento endógeno que, como se ha dicho, resaltan la importancia del ahorro y de la inversión en capital humano y en I+D, sugieren una relación diferente entre inversión y renta per cápita a largo plazo. Algunos autores han puesto en cuestión estas correlaciones parciales, aduciendo que no implican necesariamente causalidad de la inversión al crecimiento. De hecho algunos estudios recientes han señalado que la correlación puede explicarse fundamentalmente en sentido inverso, en base a la teoría germinal del acelerador de Clark (Blömstrom, Lipsey and Zejan,1993). De acuerdo con este enfoque la inversión es elevada en los países que más crecen, debido a las expectativas de fuerte crecimiento de la demanda agregada.

Pese a que esta teoría contiene algunas debilidades (ver Sachs y Larrain, 1994), ha tenido un desempeño razonablemente bueno para explicar los patrones reales de la inversión. Por lo que se resalta la necesidad de implantar una política que propague la inversión privada en un entorno económico con importantes y plausibles signos de reactivación.

El tema del financiamiento es decisivo en un marco de creación empresarial. En la práctica, para financiar una inversión, no todos los agentes y empresas pueden obtener préstamos libremente a la tasa de interés del mercado, aunque el proyecto sea rentable. El trabajo de Calomiris y Hubbard (1988), reconoce la implicancia fundamental que tiene el racionamiento del crédito para los proyectos de inversión, incluso por encima de la tasa de interés real del mercado y la rentabilidad del proyecto. Este racionamiento se produce principalmente con la existencia de marcos inadecuados en la regulación crediticia, o más popular en nuestra circunstancias actuales, cuando las instituciones de crédito no pueden evaluar con exactitud los riesgos de prestar a deudores particulares.

En la actualidad, bastante del progreso acerca de los determinantes de la inversión ha ocurrido en el campo de la teoría y evidencia microeconómica. El concepto de costos hundidos es el centro de las teorías modernas, la implicación fundamental de estos costos surge del concepto neoclásico de fricción tecnológica irreversible, el cual establece que dada la existencia de algunas inversiones tanto en capital como en tecnología que son potencialmente irrecuperables, los agentes pueden elegir postergar su decisión de inversión, para recoger mayor información que les pueda ser útil en su elección (Dixit y Pindyck, 1994).

En resumen desde puntos de vista tanto teóricos como empíricos son varios los factores que se tienen en cuenta para decidir la realización de un proyecto de inversión empresarial. Entre los más representativos está el costo de oportunidad del capital y su potencial irrecuperabilidad, el costo de ajuste entre el nivel efectivo y deseado del mismo, la escala de la firma y sus flujos de caja, la relación de dotación capital por trabajador deseado, las expectativas de los agentes sobre sus ventas, la rentabilidad esperada y la estabilidad institucional, crediticia y gubernamental.

Como resultado de las certeras políticas de ajuste se ha conseguido un entorno favorable para una política de inversión en creación de empresas. Las tasas de interés nominales son las más bajas en los últimos 20 años y en términos reales son las más bajas desde marzo de 1993, lo que implica que el riesgo de un proyecto de inversión es menor dada la correlación estadística entre ambas.

 

 

La tasa de inflación esperada es cada vez menor y menos volátil, así mismo la incertidumbre cambiaria ha desaparecido,  el ajuste fiscal está en marcha y se está trabajando para poner fin a las distorsiones en el sistema financiero.

   

 

 

El aspecto crucial de las expectativas de crecimiento sobre la inversión empresarial es otro punto a favor del momento que se tiene para la ejecución de esta política. La proyección de la valoración del  PIB para el presente año es superior al 3.0% lo que refleja plenamente la reactivación que se está viviendo. Además las expectativas de los empresarios han mejorado ostensiblemente mostrando signos importantes de confianza en la dinámica empresarial futura que contrastan con las tendencias de marcado escepticismo en el pasado. Son una realidad por lo que no existe una lectura mejor de confianza en nuestra economía para quienes estén evaluando estos aspectos dentro de sus proyecciones.

 

 

 

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1.4       La generación de riqueza y de nuevas oportunidades

Bajo la premisa de que son los empresarios generadores de riqueza y de progreso y que el Estado deberá propiciar el ambiente adecuado para que ellos cumplan con su función, una política que incentive la creación de  empresas es una prioridad.

La economía colombiana tiene que recuperar la senda del crecimiento y reducir el desempleo. Por ello debe incentivarse el espíritu empresarial para que exista la disposición de personas y empresas a crear nuevas unidades o expandir las existentes. De no actuar rápidamente en la ampliación  de la base de propietarios, nuestras posibilidades de emulación internacional estarán comprometidas, solo un avance sostenido en la formación de capital humano y multifactorial nos conducirá  hacia la convergencia con las naciones mejor desarrolladas, reduciendo las diferencias.  

No lo olvidemos, si la tendencia observada en las seis economías más grandes del mundo se mantuviera en los próximos cien años, las generaciones futuras en los países industrializados “serían mucho más ricas”. Un ritmo de crecimiento del 2% anual, durante cien años, implicaría multiplicar por siete el actual ingreso percápita, llegando al terminar el siglo, a 200 mil dólares de hoy.

Los cambios dramáticos que ha traído la tecnología y el conocimiento explican este razonamiento. Las innovaciones llevaron a que el conocimiento reemplazara la energía e, inclusive, ciertos materiales utilizados en los procesos  de producción. Según Alan Greenspan, presidente del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo anterior, su país triplicó el valor real de su producción, sin que hubiera aumentado el peso físico de lo producido. Se reemplazaron los metales básicos por las aleaciones, el carbón por el diesel, las horas de tráfico terrestre por las telecomunicaciones.  El conocimiento sustituyó el peso y el esfuerzo material.

El mismo conocimiento ha implicado precios e inflación más bajos. El costo de las innovaciones es increíblemente reducido porque se dan en los laboratorios de las universidades o en pequeñas empresas dedicadas a la investigación económica aplicada. La creatividad ha desplazado otros factores como la principal fuente de crecimiento. El recurso escaso en la economía internacional ya no es el capital financiero. Por ello una economía como la de Estados Unidos, con una relativamente baja tasa de ahorro, ha podido crecer sostenidamente a lo largo de los años noventa a pesar de las  convulsiones y las sucesivas crisis internacionales en México, Asia, Rusia y América Latina.

Por las razones anteriores, existe la necesidad de aprovechar en forma productiva nuestros recursos para poder lograr la generación efectiva de riqueza, teniendo presente que los recursos de producción son los empresarios, la tecnología, la información el capital, el talento humano, los recursos naturales, la creatividad, el capital cívico y cultural.

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1.5     La renovación de nuestra clase empresarial

La clase empresarial colombiana se ha destacado en el concierto latinoamericano por su dinamismo, innovación y espíritu empresarial. Así mismo, sus ejecutivos son apreciados por su eficacia y eficiencia. Prueba de ello es el tener un sector productivo diversificado en el que las pequeñas y medianas empresas tienen una importante participación.

Si bien es cierto que a la sociedad colombiana le faltan mecanismos de participación que le den acceso a la población a las oportunidades de la modernidad, la ampliación de la base de nuevos propietarios que surgirán incentivados por el apoyo público-privado a la creación de nuevas empresas será el motor decisivo para la consolidación de los valores de democracia, justicia y equidad que inspiran nuestra nacionalidad.                                                                                         

Iniciamos el nuevo siglo con el reto de corregir las  fallas estructurales de la economía colombiana en cuanto a la alta concentración del ingreso con las consecuentes manifestaciones de pobreza, desigualdad e inconformismo social que ello genera. Esto se logrará teniendo un sector empresarial numeroso, sólido y productivo.

Nuestra fuerza laboral es cada vez más educada, pero nuestro aparato productivo es incapaz de absorber esa mano de obra creciente. Así mismo, nuestra clase empresarial tradicional debe ser complementada con una nueva generación de empresarios dotados de suficientes estímulos para ejercer su actividad productiva dentro del marco de una economía globalizada.                    

Es la hora de oxigenar a la clase empresarial tradicional, dando oportunidad  para que nuevos actores participen en ella, para que surja una  generación de empresarios modernos  e innovadores con hondo sentido social, que participen activamente del diseño y construcción de una nueva sociedad. Para ello se requiere un proceso continuado, permanente y amplio capaz de generar muchos empresarios, durante muchos años, en muchos sectores y en muchos lugares.

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1.6       Los esfuerzos realizados

Colombia tiene una amplia trayectoria de apoyo a la micro y pequeña empresa. Los programas de desarrollo de microempresas establecidos en el país a partir de la década de los setentas, bajo el liderazgo de fundaciones privadas de desarrollo y con el posterior apoyo gubernamental, marcaron un hito porque por primera vez se reconoció la importancia de las unidades económicas de menor tamaño en la economía nacional, se apropiaron recursos y se diseñaron servicios de apoyo para estas empresas, se reconoció y valoró el esfuerzo de millares de empresarios que a pesar de sus precariedades contribuyen positivamente al desarrollo del país.

Tras este esfuerzo inicial orientado hacia la microempresa, surgen en la década del 80 entidades privadas cuya misión se orienta a apoyar la creación de empresas de técnicos y profesionales como respuesta al creciente desempleo profesional que en  ese entonces ya se presentaba. Estas iniciativas se orientaron a la producción de materiales didácticos, incubación de empresas, desarrollo de franquicias, apoyo a empresas comunitarias,  sistemas de asesoría e implementación de congresos, cursos y seminarios.

Mención especial debe hacerse al aporte del sector universitario que a través de actividades académicas y de extensión  ha sido el abanderado en la promoción  del espíritu empresarial en Colombia, así como a los núcleos de investigadores que realizaron diversos estudios  sobre oportunidades de creación de nuevas empresas a nivel sectorial y regional en la década de los noventa, cuales son los casos de Cinset, Acopi y la Fundación Konrad Adenauer.

Destacamos a la Universidad ICESI que ha realizado, en asocio de importantes universidades latinoamericanas, durante los últimos quince años el Congreso Latinoamericano de Espíritu Empresarial. También sobresale el programa de “Empresarios Juveniles” de esta misma entidad, que fue seleccionado por PNUD-OIT-INTERMAN en 1990 como uno de los trece mejores programas a nivel mundial en el área de desarrollo del espíritu empresarial. Son remarcables igualmente, las contribuciones de la corporación para la microempresa, las incubadoras, las ONG y los centros de desarrollo tecnológico, productivo y empresarial.

Una de las consecuencias benéficas de este esfuerzo es la conformación de una red nacional de instituciones con experiencia, vocación altruista y sentido empresarial. Con un mayor apoyo gubernamental pueden masificar sus acciones y jugar un papel muy importante en la promoción del espíritu empresarial y la creación de empresas.

Colombia es sin duda un país vanguardia en Latinoamérica en el compromiso concertado de sector público y privado en esta materia y por consiguiente esta es una fortaleza que debemos aprovechar.

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1.7       El espíritu empresarial de los Colombianos

Pese a que hasta hoy en el País no se había implementado por parte del Estado una política de apoyo a la creación de empresas y no existe un programa de educación nacional dirigido a fomentar en las personas  desde edades tempranas el espíritu empresarial, estos aspectos no han sido obstáculo para que en nuestra sociedad se hayan surgido lideres que a través de una vida entregada a formar empresas sean hoy verdaderos ejemplos a imitar.

Las iniciativas por ellos planteadas son muestras de creatividad, honestidad, liderazgo, determinación, actitud de riesgo y de todos aquellos talentos que forman parte integral de la mejor condición empresarial, talentos que parecen ser casi naturales en nuestro pueblo y que han hecho prevalecer a pesar de todas las adversidades lo que hoy es nuestro sector empresarial.

Digno ejemplo de lo anterior son los muchos casos de  personas que con el “viento en contra” han logrado crear verdaderos emporios empresariales,  siendo la industrialización antioqueña  uno entre varios ejemplos, tal y como lo muestran los diversos estudios que sobre historia empresarial colombiana se han realizado.

En la introducción del documento de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, Gabriel García Márquez habla de manera contundente sobre el SER colombiano, y da claridad sobre el origen de ese innato espíritu empresarial de los colombianos. Dice: “ Dos dones nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir los vacíos de nuestra condición cultural y social, y a buscar a tientas nuestra identidad. Uno es el don de la creatividad, expresión superior de la inteligencia humana. El otro es una arrasadora determinación de ascenso personal. Ambos, ayudados por una astucia casi sobrenatural, y tan útil para el bien, como para el mal, fueron un recurso providencial de los indígenas contra los españoles desde el mismo día del desembarco”.   

“Del lado hispánico, en cambio, tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con un espíritu de aventura que no elude los riesgos.  Todo lo contrario: los buscamos. De unos cinco millones de colombianos que viven en el exterior, la inmensa mayoría se fue a buscar fortuna sin más recursos que la temeridad, y hoy están en todas partes, por las buenas o por las malas razones, haciendo lo mejor o lo peor, pero nunca inadvertidos. La cualidad con que se les distingue en el folclor del mundo entero es que ningún colombiano se deja morir de hambre”. 

Ese empresario en potencia que hay en cada colombiano no se refleja en la capacidad de creación de empresas que exhibe nuestro país. El Executive Report, 1999, del Global Entrepreneurship Monitor, GEM, muestra como los esfuerzos por crear nuevas empresas varían entre países siendo en Finlandia el más bajo (1.4%) y en Estados Unidos el más alto (8.4%). De los diez países incluidos en el estudio, tres se clasifican en un alto nivel (Canadá, Israel y Estados Unidos, con un nivel  promedio de 6.9%); dos se clasifican en un nivel medio ( Italia y Reino Unido con un nivel promedio de 3.4.%) y cinco están en el nivel más bajo (Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania y Japón con un promedio de 1.8%).

A nivel latinoamericano, y de acuerdo a cifras del Centro de Apoyo a las micros, pequeñas y medianas empresas, CEBRAE, Brasil muestra un nivel del 0.2% mientras que Colombia tiene un nivel del 0.05%, según indicador construido con base en el número de empresas constituidas en 1998 de acuerdo con el registro de Confecámaras. Conviene aclarar que las cifras de Brasil y Colombia no incluyen la creación de empresas informales, por lo que el indicador real puede variar sustancialmente así no se acerque al nivel promedio del estudio del GEM.

Ese mismo estudio ha encontrado que entre mayor sea el nivel de la actividad empresarial en un país, mayor es el crecimiento del PIB y mayores los niveles de empleo. Las variaciones en la actividad empresarial pueden explicar 1/3 de las variaciones en las tasas de crecimiento económico. El anexo 2 presenta un diagrama de modelo conceptual entre espíritu empresarial y crecimiento económico tomado del Global Entrepreneurship Monitor, 1999 Executive Report.

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1.8      Las empresas para la paz

Colombia se encuentra empeñada en conseguir la paz para sus habitantes. Los pasos dados por el Gobierno Nacional apuntan en  la dirección correcta y cada vez más colombianos y países miembros de la comunidad internacional apoyan este esfuerzo y asumen una actitud favorable a esta iniciativa.

La iniciativa por la paz requiere de un esfuerzo concertado entre sus habitantes que se expresa en el llamado Plan Colombia. Dicho Plan considera “una estrategia de desarrollo alternativo que fomente esquemas agropecuarios y otras actividades económicas rentables para los campesinos y sus familias. El desarrollo alternativo también contempla actividades de protección ambiental que sean económicamente factibles, con el fin de conservar las áreas selváticas y poner fin a la expansión peligrosa de los cultivos ilícitos sobre la Cuenca Amazónica y sobre los vastos parques naturales que son a la vez áreas de una biodiversidad inmensa y de importancia ambiental vital para la comunidad internacional. Dentro de este marco, la estrategia incluye proyectos productivos sostenibles, integrales y participativos, en combinación con la infraestructura necesaria y dedica atención especial a las regiones que combinan altos niveles de conflicto con bajos niveles de presencia del Estado, un capital social frágil y degradación grave del medio ambiente, como son el Magdalena Medio, el Macizo Colombiano y el sur occidente  de Colombia”.

Dado que este esfuerzo estará centrado en el sector rural, conviene involucrar a los municipios de menos de 50.000 habitantes y adelantar acciones empresariales que transciendan el sector agropecuario. Los pueblos de la zona de conflicto requieren reactivar sus economías a través de la dinamización del comercio, modernización del transporte terrestre y fluvial, explotación del ecoturismo y el procesamiento de alimentos, entre otros, para brindar oportunidades de empleo o negocios a sus habitantes y quienes se acogerán a procesos de reinserción o de retorno de las grandes ciudades a sus lugares de origen. 

A este aspecto la política industrial le otorgó atención especial, dentro del programa de fortalecimiento a las minicadenas productivas en zonas de conflicto, dados los excelentes resultados alcanzados con algunos acuerdos de competitividad territoriales.

Las estrategias para promoverlas, se formularán a partir de un modelo de economía social y ecológica de mercado, que reconoce la marginalidad de la zona, aplicando preceptos de solidaridad y subsidiariedad, con una fuerte inversión del estado y cooperación internacional.

En síntesis, es necesario incentivar el desarrollo de miniclusters o mini cadenas productivas e involucrar iniciativas ya existentes como la del Ministerio de Desarrollo y Onudi. En todos estos esfuerzos el componente de espíritu empresarial y el apoyo para crear empresas rentables y productivas deberá estar presente pues no de otra manera se incrementa la probabilidad que estas iniciativas sean perdurables.   

De igual forma la política busca involucrar activamente segmentos específicos de la población con gran potencial empresarial, dentro de los cuales cabe resaltar a los jóvenes entre los 15 y 29 años, que a pesar de presentar una de las tasas más altas  de desempleo, manifiestan signos inequívocos de superación como los registrados en la encuesta realizada por el programa Colombia Joven, según la cual la autoestima más alta de los Colombianos está en estas edades, y el interés de los jóvenes por ser empresarios  se ha incrementado del 5% en 1.991 al 21% en el 2.000. En este aspecto el Ministerio de Desarrollo viene trabajando en los acuerdos interinstitucionales para promover el programa “Joven Bachiller Empresario”, el cual no puede reducirse a la simple motivación hacia el emprendimiento, sino que debe estar acompañado con las  estrategias que den certidumbre a los potenciales negocios de los jóvenes.

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II.         PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA POLITICA

Una política  de fomento al espíritu empresarial y la creación de empresas debe contar con principios claramente orientadores siendo estos los siguientes: la integralidad, la flexibilidad, la universalidad, la solidaridad, la masificación, la concentración y la innovación.

2.1.      La integralidad

Una política de fomento al espíritu empresarial y a la creación de empresas debe ser integral porque  su campo de actuación ha de considerar los aspectos meso y multieconómico que hagan posible la creación y consolidación de nuevas empresas en Colombia.

Es preciso  conformar un entorno favorable que facilite la actividad de los nuevos empresarios y que estimule la creatividad y la iniciativa de quienes se decidan a serlo. La tendencia a la “empleomania” de nuestra sociedad debe desaparecer así como la aversión para asumir riesgos calculados, la cultura del dinero fácil, la tramitología, el rentismo y la inestabilidad en las reglas de juego.

A nivel micro debe proveer los apoyos requeridos en todas las áreas: Preinversión, capital, crédito, mercados, comercialización, diseño, etc. para que las iniciativas empresariales no se frustren y se conviertan en empresas realmente establecidas. 

Por ello, el futuro empresario deberá contar con acompañamiento  adecuado en todas las fases del proceso de creación de su empresa, desde que concibe la idea hasta que logra iniciar y consolidar su negocio.

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2.2.      La flexibilidad

No todas las personas tienen las mismas capacidades y posibilidades de acceso a los beneficios y servicios requeridos para apoyar su naciente empresa. Por ello, la flexibilidad debe ser un norte importante en este esfuerzo, porque reconoce condiciones particulares de los candidatos a empresarios y se adapta a las circunstancias cambiantes del entorno económico y social.

Así por ejemplo, no todos tendrán la facilidad de acceder a programas presenciales de capacitación, algunos no tendrán siempre acceso a las nuevas tecnologías de la información ni sus proyectos serán de empresas intensivas en conocimiento o de la hoy llamada nueva economía, por lo que deberán adecuarse las metodologías y los modelos de intervención de los servicios a prestar según las particularidades de los principales grupos objetivo de esta política.

2.3.      La Universalidad

El deseo y la necesidad de ser empresario no discrimina actividad económica, condición social, posición económica ni procedencia regional.

Es cierto que el desarrollo del país deberá orientarse hacia las empresas con capacidad de innovación y de incorporación de las nuevas tecnologías que van a hacer de Colombia una economía competitiva en este siglo. Sin embargo, existen actividades empresariales elementales y en los sectores tradicionales de la economía que deben apoyarse.

Aquí estamos hablando de organizaciones empresariales que como las Famiempresas y los trabajadores por cuenta propia requieren de un apoyo integral para hacer realidad sus sueños empresariales. Se trata de hacer converger objetivos sociales y económicos prolongando el ciclo de vida de las unidades y reduciendo su mortalidad, a partir de orientaciones sobre el espacio económico real de las iniciativas.

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2.4.      La Solidaridad

El individualismo característico de nuestros empresarios tendrá que cambiar debido a las nuevas realidades que impone la economía globalizada. Por ello, la solidaridad debe ser un principio fundamental orientador para el nuevo empresario colombiano de este siglo.

Si queremos nuevos empresarios comprometidos con el país, debemos cambiar la mentalidad de cada uno de los actores, de tal forma que  todas las políticas sean orientadas pensando en el beneficio común, elevando así el nivel de competitividad del conjunto de la economía. Estas acciones se deben ver reflejadas en una mejor capacitación de mano de obra, mejor infraestructura, mejores centros de innovación tecnológica, más y mejores nexos de colegaje entre los emprendedores, fortaleciendo de esta manera todos los sistemas productivos.

Se requiere que las cadenas productivas sean muy  eficientes. Los nuevos empresarios deberán actuar coordinadamente y buscar crear un ambiente propicio para ser competitivos. Por ello el fomento de las alianzas estratrégicas en sus más variadas formas y el desarrollo gremial deben ser parte integral de este esfuerzo.

También la solidaridad deberá transcender el interés, hasta cierto punto individual,  de participar solo en grupos o alianzas que redunden en el beneficio de la empresa en sí. Esta deberá expresarse en la participación política y comunitaria, ejercitando el compromiso  y la conciencia social de los nuevos empresarios. 

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2.5.      La Masificación

Sin desconocer que existen nuevas metodologías y apoyos que requieren experimentos pilotos para su posterior aplicación en gran escala, una genuina política de apoyo a la iniciativa empresarial y la creación de empresas tiene sentido si logra un alto impacto en la economía del país.

En este sentido la capitalización social de experiencias exitosas en gestación de empresas y el rigor metodológico para replicarlas serán fundamento para los programas institucionales. 

Al ser masiva, la política debe incluir la provisión de los recursos necesarios pero, a su vez, ser lo suficientemente innovadora para diseñar sistemas de capacitación, asesoría y financiamiento que lleguen a un grupo importante de nuevos empresarios colombianos.

Aquí jugarán un papel muy importante las  nuevas tecnologías de la información y el apoyo de los medios masivos de comunicación, así como una actitud abierta de los directivos de las instituciones comprometidas en el esfuerzo para evitar el síndrome de la “modelitis” que en ocasiones puede tornarse discriminante con quienes hacen las cosas de otra manera o se atreven a ensayar nuevas opciones para atender las necesidades de los nuevos empresarios. 

Ahora bien, se trata de una masificación con cabal entendimiento de la complejidad de la tarea empresarial. No es una invitación a la aventura, sino a  participar en un proceso planeado de gestación, creación y consolidación de nuevos negocios.

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2.6.      La Concentración

Actuando bajo unos parámetros claramente definidos en esta política, las entidades participantes deberán evitar la dispersión y la duplicidad de esfuerzos en el apoyo a los  creadores de empresa.

El criterio de racionalización de recursos escasos y de concentración en aquello que hace a determinada entidad más competitiva deberá inspirar su accionar. Esto implicará definir muy bien los roles de las entidades participantes y reconocer sub-especialidades en campos como la creación de unidades de base tecnológica, la cualificaciòn artesanal, el sector terciario, las Pyme, etc.

2.7.      La Innovación

Si a los nuevos empresarios se les exige innovación en sus proyectos empresariales, esta misma actitud deberán tener todos los agentes comprometidos en las acciones que se implementen dentro del marco de esta política.

La innovación requerirá romper esquemas, revaluar paradigmas y asumir en ocasiones los riesgos que implica la incorporación de formas y métodos diferentes de hacer las cosas. Ello conducirá a ser más productivos en el manejo de los recursos y será un principio rector en los niveles  de actuación de la política.

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III.        PRINCIPALES COMPONENTES DE UNA POLITICA DE FOMENTO AL ESPIRITU EMPRESARIAL Y A LA CREACION DE EMPRESAS

 

Una Política Nacional de Fomento al Espíritu Empresarial y la Creación de Empresas en el país se fundamenta en la importancia que tienen las empresas en el contexto del desarrollo local, regional y nacional.

 

 

La creación de empresas y por ende la generación de empleo requieren de dos componentes básicos: la persona o el equipo con visión y espíritu empresarial, por un lado, y el entorno o el ambiente propicio para el desarrollo de las iniciativas, por el otro. El siguiente diagrama ilustra lo que forma un sistema cultural empresarial que involucra los dos componentes antes mencionados:

A continuación se presentan siete componentes que bajo la óptica del gobierno nacional integran una política moderna y en concordancia con las necesidades del país. Cada una tiene su correspondiente justificación y las acciones que se derivan en su implementación.

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3.1.    La Ley Mipyme y el entorno favorable a la creación de nuevas
empresas en Colombia

La creación de nuevas empresas requiere de un entorno favorable que estimule el espíritu empresarial y que facilite el ejercicio empresarial, sobretodo en el nivel de las micro y pequeñas empresas. Al respecto, en la justificación de la política de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas contenida en el documento “Lineamientos de una Política Industrial”, se afirma que “en el transcurso de los últimos años, se ha ido reconociendo cada vez más  que el sector de pequeñas y medianas empresas contribuye de manera significativa a la competitividad internacional del sector manufacturero, así como a la creación de empleos simultáneamente. Sin embargo, este tipo de empresas han sufrido imperfecciones del mercado que obstaculizan su desarrollo, especialmente en el actual contexto de rápida integración mundial de las actividades económicas”.

“En consecuencia, prácticamente todos los países han desarrollado una amplia gama de medidas tendientes a apoyar las pequeñas y medianas empresas y a menudo han creado organismos especializados para que formulen y pongan en práctica esas medidas”.

Relacionado con lo anterior, y por iniciativa del Ministerio de Desarrollo Económico, se ha aprobado en el Congreso Nacional La “Ley para Promover el Desarrollo de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, MIPYME “,  En su exposición de motivos el documento plantea lo siguiente:

“Tienen, entonces, las MIPYMEs, un conjunto de ventajas económicas que, en gran medida, fundamentan el notable crecimiento de los países del sudeste asiático; así como toda la estrategia de modernización y reestructuración que vienen ejecutando los países de la Unión Europea”.

“Pero, de la misma manera como las MIPYMEs cuentan con atributos como los ya enunciados, igualmente enfrentan significativas dificultades que merman sus posibilidades de expansión, entre las cuales se destacan los, a veces insuperables, obstáculos que afrontan en sus relaciones con el Estado;  la desigualdad en las oportunidades que tienen al pretender ciertos mercados para sus bienes –como el de compras estatales o los de exportación-; la existencia de claras imperfecciones de mercado que las colocan en desventaja respecto a la gran empresa, para aprovisionarse de factores de producción tales como la tecnología, el personal calificado, el financiamiento o la información sobre las oportunidades de negocios de diversa índole. Precisamente la corrección de todas esas distorsiones en los mercados es la  razón que justifica la intervención del Estado, tal como ocurre hoy en los países más avanzados del mundo, no para ser Estado-Empresario, productor de bienes o prestador de servicios sino, más apropiadamente, para facilitar la iniciativa empresarial de los particulares, para cooperar en la creación de oportunidades económicas y para construir un entorno social, político y económico más propicio al ejercicio de la actividad empresarial”.  

La  Ley  MIPYME, contiene los elementos  fundamentales para brindar un ambiente favorable a la creación de nuevas empresas, destacando las siguientes acciones de política que de ella se desprenden:

La generación de un marco institucional propicio al fomento de las MIPYMEs, a través de la creación del Consejo Superior de Pequeña y Mediana Empresa y del Consejo Superior de la Microempresa.

La atención a las MIPYMEs por parte de entidades estatales integrantes de los Consejos Superiores de Pequeña y Mediana Empresa, y Microempresa, aunque su objeto institucional no sea específicamente este.

La atención a las MIPYMEs por parte de entidades tales como el Instituto de Fomento Industrial, IFI; el Fondo Nacional de Garantías; COLCIENCIAS; Bancoldex y Proexport. En virtud de ello, podrán establecer dependencias especializadas pata atender este tipo de empresas.

La creación del registro único empresarial que reducirá los trámites de las micro, pequeñas y medianas empresas ante el Estado y contribuirá a su formalización. Este registro tendrá validez general para todos los trámites, gestiones y obligaciones frente a las entidades estatales, incluyendo el registro e inscripción de proponentes para los procesos de contratación pública.

El acceso de las micro, pequeñas y medianas empresas a los mercados de bienes y servicios que demanda el Estado de acuerdo a lo previsto en la Ley  80 de 1993. Ello implicará establecer los procedimientos administrativos que faciliten a estas empresas el cumplimiento de los requisitos y trámites relativos a pedidos, recepción de bienes o servicios, condiciones de pago y acceso a información, por medios idóneos, sobre sus programas de inversión y de gasto.

La destinación de recursos del Fondo Colombiano de Modernización y Desarrollo Tecnológico de las micro, pequeñas y medianas empresas – FOMIPYME -para el apoyo a las nuevas empresas. Este fondo fue  creado por  la Ley 590 de 2000 y tendrá una dotación de recursos no inferior a veinte mil millones de pesos por año.

El apoyo al establecimiento de regímenes tributarios especiales en los municipios  para estimular la creación de MIPYMEs.

La reducción de los aportes parafiscales destinados al SENA, el ICBF y las Cajas de Compensación Familiar, para las empresas que se creen a partir de la aprobación de la Ley, de acuerdo a la siguiente escala: setenta y cinco por ciento para el primer año de operación; cincuenta por ciento para el segundo y veinticinco por ciento para el tercer año de operación.

En concordancia con lo anterior, la formulación de una estrategia de estímulos tributarios (a nivel local y nacional) en función de indicadores de generación de empleo de las nuevas empresas y el soporte del fondo de garantías a los emprendedores.

Todo un sistema de respaldo público-privado, por parte de las instituciones que brindan apoyo a los emprendedores, articulados por el Ministerio de Desarrollo bajo el marco de la Ley MIPYME.(ver diagrama No 1)

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3.2.      La promoción del espíritu empresarial

El fundamento de una política de promoción del espíritu empresarial debe ser el desarraigo de la “cultura empleómana” y de cierta actitud ventajista y facilista que ha impregnado a nuestra sociedad. A partir de destacar los valores del ser empresario, debe generarse una conciencia colectiva acerca de que una importante alternativa realmente viable para muchos colombianos es convertirse en dueños de su propia empresa.

Por otro lado, la actitud ventajista y facilista que se manifiesta en la búsqueda del dinero fácil, el negocio ilegal, la corrupción, el tráfico de  influencias, la inversión especulativa y el clientelismo tiene que desaparecer y la mejor manera de hacerlo es mostrando las funestas consecuencias de estas prácticas para quien las ejerce y para el país en su conjunto, y destacando con casos y ejemplos  reales que la decisión de ser empresario si paga.

Una política de promoción del espíritu empresarial debe estar orientada a inculcar los valores del trabajo, la independencia, la superación y la solidaridad entre los colombianos, a  convertir al empresario exitoso en un ejemplo que conviene imitar y a destacar el papel que juega el empresario en la construcción de una sociedad más justa y democrática.

Valores empresariales como la ética del trabajo, el sacrificio, la responsabilidad y el compromiso social de las empresas deben ser inculcados. Así mismo, debe incentivarse el desarrollo de la creatividad e iniciativa personales, la actitud positiva hacia asumir riesgos calculados y el liderazgo, cualidades estas tan necesarias en un ejercicio empresarial exitoso. 

Mención especial debe hacerse a la recuperación de la autoestima del colombiano, que ha sufrido gravemente como consecuencia de la crisis económica reciente. Por ello es necesario mostrar aquellas gestas empresariales que han hecho posible el desarrollo del país, y también las de empresarios anónimos que diariamente luchan por un país mejor.

En materia de promoción del espíritu empresarial el trabajo debe iniciar desde el núcleo primario de la sociedad, que es el hogar y proyectarse en los niveles de educación básica, primaria  y superior. El trabajar desde la base garantiza que por generaciones, el colombiano medio considere como una opción promisoria de realización personal, profesional y económica la vía del emprendimiento.

También, en este esfuerzo serán vitales los medios masivos de comunicación  para que mediante una estrategia concertada se destaque la imagen del empresario como alguien digno de ser imitado. El propósito debe ser que el empresario sea considerado como un gestor de la riqueza colectiva, constituyéndose en un ejemplo principalmente para la población más joven.

Para la implementación de esta política se plantean las siguientes acciones:

Desarrollar una estrategia de comunicación masiva en prensa escrita, radio, televisión e internet invitando a los  medios a dedicar espacio a las actividades de promoción del espíritu empresarial.

Mostrar la historia empresarial colombiana, los fundamentos para crear una nueva empresa, perfiles de negocios, ideas y oportunidades de emprendimiento, la evolución de los negocios en el mundo, todo ello  como  estímulo para los lectores, oyentes, televidentes y navegantes. 

Para estos efectos, el gobierno nacional utilizará los recursos  de Señal Colombia y todos los mecanismos disponibles de difusión de los programas gubernamentales.

Masificar la difusión de los cursos de espíritu empresarial que universidades privadas han venido realizando, haciéndolos extensivos a las universidades públicas, con respeto a su autonomía universitaria, y bajo el marco de la Ley de MIPYMES. La manera más eficaz para hacerlo es insertándolos en la estructura curricular de las carreras que tienen  mayor proyección empresarial.

Dar asesoría por entidades nacionales o internacionales especializadas, al Ministerio de Educación, a las Secretarías de Educación Departamental y a los colegios y escuelas para desarrollar los PEI (Proyecto Educativo Institucional) con una orientación que incluya el desarrollo de una cultura empresarial en el sistema educativo colombiano. Especial atención tiene el articulo 32 de La Ley Mipyme que crea los consejos consultivos con el fin de relacionar los establecimientos de educación media con el sector empresarial.

Adelantar un programa de capacitación de maestros, profesores, rectores, jefes de núcleo y de distrito para que la estrategia se irrigue efectivamente a todo el sistema educativo nacional.

Recomendar la inclusión en los pénsum de la cátedra o materia Mi Propia Empresa en colegios y universidades,  previa concertación con el Ministerio de Educación Nacional.

Estimular y motivar la creatividad de los estudiantes, mediante convenios entre empresas y universidades,  estableciendo incentivos económicos que hagan de la creatividad un buen negocio para la empresa así como para el agente innovador.

Desarrollar juegos interactivos empresariales para ser difundidos en formato multimedia, por internet y telefónicamente

Promover una revista de circulación masiva sobre espíritu empresarial, adaptando experiencias como las de   Entrepreneur de Estados Unidos, Pequeñas Empresas Grandes Negocios de Brasil  o Ideas y  Negocios de España.

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3.3.      La reducción de incertidumbres y el apoyo a la comercialización

Para lograr el éxito de las nuevas empresas éstas deben demostrar una viabilidad integral definida en el plan de negocios que elabore el  futuro empresario. Sin menospreciar  las otras variables, la del mercado es de vital importancia dado que la experiencia demuestra como un alto porcentaje de las empresas que inician  quiebran porque los estudios previos realizados no fueron lo suficientemente rigurosos o se tomó la decisión sobre la base de criterios subjetivos como el dominio de determinada técnica o el enamoramiento de la idea por parte del novel empresario.

Por tal motivo, debe existir una política de Estado orientada a proveer apoyos suficientes para reducir los riesgos inherentes al mercado y a la comercialización de los productos y servicios de los nuevos empresarios tanto en la etapa previa al montaje de la empresa, como en la puesta en marcha y consolidación de la misma.

En la etapa previa al montaje de la empresa serán acciones prioritarias de esta política las siguientes:

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La conformación de bancos de ideas de negocios y de perfiles de proyectos acorde con las necesidades de los mercados local, nacional, regional e internacional.

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La realización de estudios regionales, locales y nacionales a nivel sectorial que sean el insumo básico de la conformación de los bancos de ideas de negocios y de perfiles de empresas.

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La articulación de las ideas y oportunidades de negocios identificadas con los planes de desarrollo regional y con los clusters empresariales.

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La vinculación de las instituciones de promoción y de los emprendedores con los sistemas de información de Mincomex y proexport, y su articulación con los Centros Regionales de Inversión e Información Técnica del proyecto ONUDI-Mindesarrollo, CRIITS.

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El fortalecimiento de los programas de comercialización a través de la corporación para el desarrollo de la microempresa.

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La culminación del proyecto plaza de los artesanos y la pequeña empresa y la continuidad de las acciones de comercialización de Artesanías de Colombia.

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La identificación de oportunidades de negocios hacia la exportación o con claras perspectivas de sustitución de importaciones  en los ámbitos nacional ,regional y local.

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La realización de ferias y encuentros de potenciales empresarios para que ante posibles socios expongan y vendan sus proyectos empresariales. En este sentido, la feria EXPOCAMELLO realizada el año anterior con el auspicio del Ministerio de Desarrollo y el Viceministerio de la Juventud es una iniciativa que merece ser perfeccionada y replicada, bajo el liderazgo de la Consejería para la Juventud de la Presidencia de la Republica.

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La estructuración de un plan de negocios por parte de todo emprendedor que permita una valoración técnica del proyecto empresarial.

En las etapas de montaje y  consolidación de las nuevas empresas serán acciones prioritarias las siguientes:

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El acceso de los nuevos empresarios a los servicios de información empresarial.

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La articulación con La Red de Subcontrataciòn.

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El acceso al portal del estado(gobierno en línea) y a los programas de compras estatales tal y como lo contempla la Ley  MIPYME.

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El estímulo a diferentes formas de alianza estratégica, con énfasis en sistemas como el de franquicias, privilegiando las oportunidades ofrecidas por firmas nacionales que han optado por este formato de negocio para expandir sus operaciones.

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3.4.      Apoyo integral en el proceso de creación de nuevas empresas

El Gobierno Nacional respaldará  los esfuerzos realizados por entidades públicas y privadas en el desarrollo de metodologías e instrumentos de soporte para los nuevos empresarios, sobretodo en los campos de la asesoría y la capacitación.                                                                                           

El criterio de flexibilidad aquí es importante por cuanto se debe apoyar a los nuevos empresarios que deseen iniciar sus empresas bajo estructuras relacionales interempresariales. Por ello el estímulo al desarrollo de nuevos negocios por franquicias, empresa a empresa y subcontratación merece una especial atención, al igual que las opciones derivadas de procesos de adaptación laboral y de profesionalización de oficios.

El apoyo requerido por un nuevo empresario será integral, considerando desde la misma fundamentación personal y sicológica, la definición de su idea de negocio, la estructuración de su proyecto empresarial, el financiamiento, la puesta en marcha y la consolidación de la empresa.

A nivel de la fundamentación personal, la actuación institucional se orientará hacia el desarrollo de aptitudes y actitudes empresariales, las cuales complementan los conocimientos, habilidades y destrezas propios del emprendedor exitoso.

En la definición de la idea de negocio debe tenerse un criterio amplio,  partiendo de la iniciativa  de cada candidato a empresario pero a la vez ampliando su perspectiva con ideas sobre nuevos negocios que respondan a las oportunidades derivadas de las tendencias económicas y sociales de la región en donde se vaya a establecer y las proyecciones del prospecto competitivo sectorial.

En cuanto a la estructuración del proyecto empresarial, se promoverá la cultura del plan de negocios, y consecuente con ello las instituciones de promoción y asistencia diseñaran mecanismos ágiles que le permitan al novel empresario apropiarse de esta herramienta y aplicarla en su caso particular.

Durante la puesta en marcha  de la empresa y en su camino hacia la  consolidación deben proveerse mecanismos para que pueda proyectarse en el mercado. En este aspecto la articulación de esfuerzos con  las entidades que apoyan a empresas ya establecidas será de vital importancia; así como el aliento institucional a nuevos canales de comercialización.

En términos de los instrumentos de apoyo a implementarse, la asesoría, la consultoría y la capacitación jugarán un papel muy importante. Han de revisarse y perfeccionarse las actuales metodologías, bajo un concepto de “aprender haciendo” y aprovechando las nuevas tecnologías de la información y los medios masivos de comunicación para alcanzar resultados de mayor impacto y cobertura.

Para este nivel de política se plantean las siguientes acciones:

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Desarrollo de contenidos mínimos de capacitación, confrontación y adaptación de esos contenidos con los de cada entidad

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Optimización e intercambio de metodologías a nivel de asesoría y consultoría en todas las fases del proceso de creación de una nueva empresa e integración de esfuerzos de varias entidades para brindar estos servicios

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Desarrollo de software para la elaboración del Plan de Negocio y difusión de los programas de soporte lógico existente.

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Diseño e implementación de programas de capacitación y asesoría a través de medios masivos de comunicación.

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El diseño de un procedimiento ágil, que facilite la legalización de empresas, y esté en armonía con el registro único empresarial contemplado en la Ley 590.

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Diseño e implementación de servicios de información y orientación por internet y vía telefónica.

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Acceso a los recursos del ICETEX para facilitar la formación y el desarrollo del capital humano vinculado a las nuevas empresas, tal como está dispuesto en  la Ley de MIPYME.

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3.5.      Financiamiento

El asunto del financiamiento para nuevos empresarios merece abordarse con decisión pero a la vez con imaginación y creatividad porque los tiempos han cambiado y la realidad de nuestro país no resiste el costo económico y social de proyectos empresariales que se frustran porque los emprendedores no encuentran el suficiente capital.

El descenso vertiginoso de las tasas de interés apunta en la dirección correcta pues  incentivará a los ahorradores para buscar alternativas de inversión más rentables en la economía real y porque serán más factibles  los nuevos proyectos empresariales con un crédito menos costoso.

Es preciso dar maduración a la base normativa en materia de entidades de capital  de riesgo y poner en marcha la constitución de este mecanismo para el financiamiento de nuevas empresas. En este aspecto y de acuerdo al World Competitiveness Report 99, Colombia se ubica en el puesto 58 entre 59 países en cuanto a la existencia de esta forma de financiamiento y está un 20% por debajo, frente al promedio de América Latina.

La política nacional de financiamiento para nuevas empresas responde a los siguientes criterios básicos y se materializa así:

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Recursos suficientes para atender a la demanda creciente. La capitalización del IFI (300.000millones) y del fondo de garantías (100.000 millones), la línea microglobal con el BID( u.s 50 millones), y el crédito con  cooperación española(us 14 millones) aseguran el apalancamiento para la provisión de recursos crediticios.

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Acceso y Cultura de la aprobación de créditos basada en la valoración del proyecto y del plan de negocios que se presenta y no simplemente en las garantías. Se promoverá encuentros de banqueros con emprendedores, así como entrenamiento tanto a emprendedores como a grupos de analistas y fuertes intercambios entre instituciones de promoción y organismos de financiamiento.

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Flexibilidad y correspondancia con el flujo de caja del proyecto. Los programas de amortización se ajustarán a los periodos de restitución del emprendimiento..

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Alternativas diferentes al crédito, tales como los esquemas de capital de riesgo y el acceso al mercado  bursátil para aquellas nuevas empresas que hayan demostrado un buen prospecto en sus operaciones, así como la vinculación de inversionistas internacionales y la propia venta de cuotas de capital social ò acciones. Las nuevas unidades serán asistidas por las incubadoras para la captación de recursos de fondos de inversión y la valoración de activos y cuotas de capital.

Lo anterior implicará estimular el desarrollo del Mercado Balcón para que las pequeñas empresas puedan acceder a las bolsas de valores para captar recursos, dentro de las políticas de La ley Mipyme.

En desarrollo de tal marco legal el Fondo Nacional de Garantías otorgará condiciones especiales de respaldo a empresas nuevas especialmente intensivas en mano de obra, hasta por un 80% del valor del crédito requerido.  Así mismo, en cumplimiento de la Ley Mipyme, entrarán en vigencia líneas de crédito orientadas a la creación de negocios y al respaldo de jóvenes profesionales , técnicos y tecnólogos.

Los recursos de la línea BID-Colciencias-IFI, con el respaldo del Fondo Nacional de Garantías darán soporte a los fundadores de empresas de base tecnológica.

Los programas de minicadenas productivas y desarrollo social del Plan Colombia, involucran recursos crediticios para nuevos emprendimientos.

Para el caso de nuevas compañías orientadas al mercado exterior, los emprendedores contarán con la estructura de soporte vinculada al Plan de Exportaciones a través del Ministerio del ramo, respecto a la variable financiamiento (Bancoldex, Proexport, sistema de información, fondo de productividad, etc).

Dinamización del financiamiento en el primer piso. Se profundizará la vinculación de todos los bancos e intermediarios a los sistemas automáticos del Fondo Nacional de Garantías cuyos certificados son admisibles por decisión del gobierno, y, de ser necesario, se establecerán incentivos a la colocación  y a la competencia como lo establece la ley 590.

Así mismo, en cumplimiento de la ley Mipyme, entrarán en vigencia líneas de crédito orientadas a la creación de negocios y al respaldo de jóvenes profesionales, técnicos y tecnólogos.

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3.6 Creación de empresas innovadoras y con vocación exportadora

Dentro del esfuerzo por ampliar la base de propietarios y estimular el recambio empresarial necesario para convertir a Colombia en un país con niveles de bienestar y desarrollo avanzados, es necesario apoyar la creación de empresas  innovadoras y con capacidad de emular en escenarios de intensa competencia internacional.

En el mundo actual sólo las empresas, regiones y países que compitan eficientemente en los mercados mundiales podrán sobrevivir y crecer. En este sentido, dentro de los lineamientos de política industrial “Cambio para Construir la Paz”, en el capítulo de apoyo a la innovación y el desarrollo tecnológico se lee “ La innovación y por lo tanto la competitividad no depende solamente de la oferta de tecnología y de la existencia de centros tecnológicos y grupos de investigación. El fomento a la innovación en el sector productivo requiere un enfoque más integrado que incluye incentivos, modernización de las estructuras empresariales, concertación entre los actores sociales, desarrollo de recurso humano y políticas  macroeconómicas y sectoriales adecuadas, además de poder hacer una investigación y suministrar servicios tecnológicos y parques tecnológicos apropiados, lo que de manera integrada constituye un sistema nacional de innovación”.

Es fundamental, fortalecer los nexos interinstitucionales y resaltar el papel de Colciencias, aliado fundamental del Ministerio de Desarrollo Económico en esta política.

En términos del fomento a la competitividad y siguiendo los lineamientos de la política industrial, se promoverán “proyectos que generen cambios fundamentales en la organización de la producción, mediante la introducción creciente de procesos de innovación, elevación de la calidad del producto y el mejoramiento de las técnicas modernas de gestión de la producción y de la comercialización. Se orientará el apoyo a la producción industrial a través de la promoción de actividades que estimulen la calidad, innovación y diversificación de los productos, y la incorporación de tecnologías de diseño a la industria”.

Por ello, en función de esta política, se tendrán en cuenta los siguientes  aspectos y se dará curso a las acciones que se enumeran a continuación:

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La puesta en operación del Fondo Colombiano de Modernización y Desarrollo Tecnológico de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas –FOMIPYME.  

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Fortalecimiento de las incubadoras de empresas de Base Tecnológica, como  Zonas de Transferencia Tecnológica, con el propósito de incentivar el desarrollo de nuevas tecnologías y una cultura exportadora, en aquellas empresas donde el insumo principal es el conocimiento y la innovación.

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Fortalecer la red de centros de desarrollo tecnológico, centros de desarrollo productivo microempresarial y centros de desarrollo empresarial y ONG de investigación, capacitación y asistencia técnica, como puntales en el surgimiento de empresas innovadoras, a ser respaldadas por agencias públicas como Conciencias, Sena, Ministerio de Desarrollo, Fondo de Productividad, Fomipyme, Emprender, Proexport y Fonade.  

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Propiciar en las universidades la formación de espacios de interacción entre estudiantes de diversas disciplinas y niveles, con empresarios, docentes y directivos en busca de estrategias y desarrollos institucionales hacia círculos de promoción y gestación de negocios.

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Convertir a las incubadoras de empresas en una estrategia fundamental de la política pública, para asegurar el acompañamiento técnico de los iniciadores, brindándoles, especialmente a quienes carecen de elementos y capacidades  gerenciales, las bases para pensar empresarialmente y complementar el dominio del renglón productivo especifico.

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Materializar  la política de parques tecnológicos y promoverlos como escenario de localización de empresas de base tecnológica incubadas.

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Apoyar la creación de nuevas empresas exportadoras mediante el soporte de Proexport y Bancoldex en servicios de orientación, inteligencia de mercados y financiamiento

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Adelantar programas de capacitación en creación de empresas exportadoras haciendo énfasis en las oportunidades de negocios que ofrece el mercado internacional

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Aprovechar la infraestructura de zonas francas existentes para que se establezcan en ellas  nuevas empresas orientadas a la exportación.

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 3.7.           El desarrollo institucional

Como complemento a las líneas de trabajo orientadas al fortalecimiento de las redes de centros de desarrollo, las incubadoras y los parques tecnológicos, la política nacional para el fomento del espíritu empresarial y la creación de empresas se ocupará del desarrollo institucional, donde se observaran debilidades y estructuras organizacionales con rezago tanto en la concepción como en los métodos, así como valiosos ejemplos de instituciones muy dinámicas e innovadoras. Los lineamientos son los siguientes:

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Fortalecimiento de las acciones del plan nacional de la microempresa en el campo de la creación de negocios a través de la Corporación Mixta para el Desarrollo de la Microempresa y de la red de instituciones de apoyo tanto a las micro como a los pequeñas empresas, orientando planes, programas y proyectos a los nuevos emprendedores, incluyendo acciones innovadoras bajo enfoque de demanda.

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Impulso a programas público-privados de fomento a la creación de empresas por acuerdo entre las agencias gubernamentales y los gremios económicos, fortalecimiento asociativo de las microempresas y de las PYMES, así como de los jóvenes empresarios, programas de empresas juveniles, proyectos dirigidos a empresas familiares, desarrollo de formas de economía solidaria entre emprendedores y como estructura organizacional de nuevos negocios, proyectos con mujeres de empresa, apoyo para el surgimiento de emprendedoras y para el mejoramiento de la asociatividad femenina empresarial.

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Ejecución del proyecto BID- Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer , brindando mayor  apoyo a la inserción de la mujer en el campo empresarial.

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Mejoramiento de la gestión de las instituciones de apoyo a la creación de empresas a través de acciones como:

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Fortalecer la capacidad financiera orientando a las instituciones en la búsqueda de recursos a través de la venta de servicios y la captación de fondos nacionales e internacionales.

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Ampliar la capacidad operativa de las instituciones para que puedan atender a un número importante de la población objeto de esta Política, con criterios de eficacia y eficiencia.

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Orientar a la demanda sobre los planes, programas y servicios de apoyo microempresarial existentes en el mercado, tal como lo dispone el plan de Desarrollo.

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Fortalecer la calidad de la gerencia de las instituciones promoviendo una cultura de la autosuficiencia y apoyándoles en el diseño  y ejecución de planes para lograrla.

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Profesionalizar los recursos humanos de las entidades mediante programas de capacitación y actualización permanentes, intercambio de experiencias y conocimientos con colegas nacionales e internacionales y acceso a fuentes de información a nivel mundial.

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Diseñar e implementar un sistema de información referido a la creación de empresas que incluya indicadores de gestión y otras herramientas de apoyo a la gerencia de las entidades.

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Diseñar e implementar sistemáticamente la metodología de la evaluación de las acciones que se realizan tanto a nivel  operacional, como en lo administrativo y en cuanto al impacto económico y social.

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Consolidación y extensión del programa nacional de diseño dirigido por el Ministerio de Desarrollo Económico

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Conformación y puesta en operación de los consejos regionales y locales de apoyo a las Mipymes y establecimiento de programas de fomento del espíritu empresarial y creación de empresas en departamentos y municipios.

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Impulso a los programas de creación de negocios en sectores no tradicionales de actividad privada como son: PYMES de agua, PYMES de aseo, PYMES de servicios ambientales, etc.

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Articulación institucional en programas de fomento con los sectores turístico, de vivienda y construcción, y servicios públicos domiciliarios, en todos los cuales existen nuevas oportunidades para el surgimiento de empresas.

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impulso a unidades y centros de investigación para desarrollo de valoraciones y estudios orientados a la identificación de oportunidades para el establecimiento de empresas a nivel local y regional.

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Articulación interinstitucional entre los fondos de productividad, Fomipyme y Emprender, y entre estos y las estructuras de fomento empresarial a nivel departamental.

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Fortalecimiento de programas y proyectos para la creación de negocios en el sector artesanal a través de Artesanías de Colombia.

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Aprovechamiento de la red de cámaras de Comercio en 57 ciudades y de sus experiencias, como elemento fundamental en la concretización de la política contenida en este documento y como articuladores de los centros regionales de inversión(ONUDI-Mindesarrollo) para la materialización de nuevos proyectos empresariales.

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Creación de un consejo consultivo para la creación de empresas, integrado por entidades vinculadas al sector, siguiendo las pautas de la comisión asesora que acompañó la elaboración de la política contenida en el presente documento.

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ANEXO 1

 ENTIDADES PIONERAS EN PROGRAMAS DE CREACION DE EMPRESAS

 ENTIDAD

PROGRAMAS

-         ACTUAR  ANTIOQUIA

-         Creación de Famiempresas 

-         CAMARA DE COMERCIO DE BOGOTA

 

-         Punto de atención - Nueva Empresa.

-         Cultura Empresarial.

-         Sensibilización, Seguimiento y Monitoreo.

-         Entorno favorable a creación de empresas.

-         CORPORACION PARA INVESTIGACION SOCIOECONOMICA  Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA, CINSET

 

-         Estudios regionales para la identificación de oportunidades para el establecimiento de medianas y pequeñas empresas.

-         Publicación - negocios y medio ambiente, oportunidades en Santa Fe de Bogotá.

-         CORPORACION INNOVAR

-         Incubación de empresas.

-         Formación y actualización empresarial.

-         Práctica profesional para elaborar la tesis o trabajo de grado como proyecto de desarrollo empresarial.

-         DESARROLLO EMPRESARIAL DE COLOMBIA -DESACOL

 

-         Seminario aplicado "Cómo Montar y Gerenciar su Propia Empresa".

-         Adaptación laboral.

-         Información, consultoría y capacitación en desarrollo de sistemas de franquicias.

-         ESCUELA DE ADMINISTRACION DE NEGOCIOS, EAN

-         Formación de profesionales empresarios.

-         Cursos y seminarios en creación de empresas.

-         FUNDAEMPRESA

 

-         Programa de creación de empresas para profesionales y no profesionales.

-         Talleres de iniciativa empresarial y creatividad.

-         FUNDACION CORONA

-         Programa de creación de empresas.

-         SENA

 

-         Programa de formación creadores de empresa, FACE.

-         Adaptación laboral.

-         UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

 

-         Ambiente empresarial.

-         Desarrollo académico.

-         Red de empresarios y entidades.

-         Divulgación y comunicación.

-         Apoyo financiero.

-         Entrenamiento profesores universitarios en creación de nuevas empresas (EXEDU).

-         UNIVERSIDAD GRANCOLOMBIA

 

-         Creación de empresas asociativas.

-         Fomento de espíritu empresarial.

-         UNIVERSIDAD ICESI

 

-         Apoyo en las distintas etapas del proceso empresarial.

-         Cursos y talleres.

-         Investigación.

-         Congresos latinoamericanos de espíritu empresarial.

-         Muestra empresarial universitaria, EXPOICESI.

-         Centro de documentación.

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